miércoles, 15 de abril de 2009

PERDIDOS COMO EN LA GUERRA

Las diferencias interculturales, son las que a mí parecer, permiten la grandeza de la gente. El saber comprender otras culturas que al igual que uno se rigen de diferentes normas y creencias. El por qué de mi tesis es sencilla, las cosas evolucionan y así como evolucionamos como personas, nuestra cultura va tomando adeptos foráneos que no nos hacen únicos, sino que tenemos algún denominador en común entre las diferentes etnias, culturas y subculturas mundiales ¿o piensan que la cultura chilena viene directamente de Chile?.

Es así como diferentes personajes han colonizado países, dejando un legado extranjero, maneras de vivir se han impuesto, acciones y pensares, todo es interculturalidad.

Todo parte de una ilusión

Los árabes, son personas tradicionalistas, quienes en sus inicios tenían un tipo de gobierno, integrado por descendencias de clanes, tribus y familias del mismo, pero en algún momento la evolución debía convertirlos y a ellos les llegó de sorpresa. Misioneros norteamericanos y europeos, se insertaron dentro de la sociedad para mostrarles nuevas ideas acerca de la vida, una visión tanto política como religiosa que fue expresada a través de nuevos colegios.

Desde ya era sabido que las cosas debían seguir cambiando, al igual como pasa en cualquier parte del mundo, los más grandes debían imponerse ante los pequeños y fue así como a pesar de la oposición de los árabes islámicos por reformar la sociedad desde cualquier parte, el escenario tuvo un giro rotundo. En 1908 se produce el gran cambio, la revolución de los jóvenes turcos, -quienes siempre divididos entre árabes y turcos- permiten que se instale un gobierno parlamentario con representantes de toda Europa, asegurando el dominio turco.

Con gran pesar por parte de los árabes, porque el dominio lo tomaron los turcos -conocidos como el imperio Otomano en un principio-. Oficializan como idioma el turco. Al pasar el tiempo vendría la primera guerra mundial, en la que acertivamente el imperio Otomano, sería parte de los futuros ganadores, siempre con intenciones de sacar a las grandes potencias del medio oriente para reinar por completo.

Por tanto los árabes sin ser escuchados comenzaban a planear algo en contra de los turcos. Representados por Emir Abdullah, hijo de Sharif Husain ibn Ali -descendiente del profeta y guardián de los sitios sagrados- quien busca hablar con Lord Kitchener, en ese entonces cónsul británico en Egipto, el que en un principio no se comprometió con los árabes, pero pasado unos años en 1914, fue designado secretario de guerra, en la que no pudo estar, porque fallece dos años más tarde en uno viaje a Rusia.

Los árabes no estaban tranquilos, asi que continuaron mostrando su disconformidad hasta que en 1916, se realiza un intercambio entre líderes británicos y árabes para ver las condiciones en las que estarían los segundos, quienes hasta ese entonces no tenían nada concreto.

El resultado del intercambio de información fue que algunos sectores no podían considerarse completamente árabes, por lo mismo Mersin, Alejandreta, Siria al Oeste en los distritos de Damasco, Homs, Hama y Alepo no estarían dentro de la delimitación física. La carta final fue muy ambigüa, porque no establecía claramente una delimitación específica, pero finalmente se declaró a través de documentos blancos, que los terriotorios mencionados incluían a Palestina.

Mientras, los ingleses y franceses negociaban entre ellos los mismos territorios que antes se estaban peleando entre turcos y árabes. El tratado Sykes Picot (1916), definía zonas de influencias entre ambos países europeos, siendo controlado Palestina por el Reino Unido, Francia y Rusia. Una vez más a los árabes les daban respuestas momentáneas e ilusorias que en un futuro no serivirían para nada, porque ya estaban planeando por detrás de ellos algo para quedarse con el poder.

El sionismo tras un hogar nacional

Sionismo, movimiento que buscó un espacio físico para reestablecer el pueblo judío. Su precursor, Theodore Herzl. Al principio tras varios intentos fallidos se encontraron dos lugares tentativos para crear el Hogar Nacional Judío: el primero Uganda en el centro Este de África y el segundo, Argentina en América del Sur, pero no fue más que un plan momentáneo que se abandonó tras no tener resultados positivos.

Se pensaba que una de las mejores formas de crear este Hogar Nacional sería buscar diferentes líderes económicos del Medio Oriente, que dieran la idea para ser tomados en cuenta. Y otros pensaban que sólo sería válido crearla en alguna región judía.

Luego de once años de vueltas y vueltas de sí y no, gobiernos que apoyaban y otros que se mantenían al márgen, se crea el Hogar Nacional Judío en Palestina, tras una carta firmada por Arthur James Balfour, quien fue el encargado de encontrar el lugar correcto para el hogar.

Todo se veía como un juego de parte de las autoridades europeas y de las grandes potencias que controlaban hasta ese entonces el ambiente árabe y turco, ya que entre tratados y tratados avanzaban y retrocedían sin llegar a un punto final que haga feliz a los que ahí vivían. King Crane un estudio realizado por USA, Inglaterra, Francia y Rusia. Este pretendía ver el ambiente que se vivía en Jaffa. Una perdida de tiempo, ya que el estudio realizado no fue tomado en cuenta por nadie.

Finalmente nada concluyó como se esperaba, porque los grandes se quedaron con algunos territorios importantes: Francia con el Libano y Siria, el Reino Unido con Palestina. Los turcos nuevamente salieron victoriosos, porque el tratado de Lausana, los declaró República Independiente.

Una historia que no deja ni pan ni pedazo a los constantes árabes, quienes a través de la historia siempre persistieron para ser tomados en cuenta, lo que lástimamente nunca sucedió. Las grandes potencias mostraron escenarios ilusorios, que fácilmente alegraban a cualquiera, pero en definitiva nunca les dieron nada, más que soluciones parches que terminaron siendo algo inexistente. Árabes perdidos tras una república turca que logró lo que quiso.

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